Presentación / Número 15

Segunda época, número 15, enero-junio 2023, pp. 11-17.

El estudio de la migración no es solamente un campo multidisciplinario sino también de sensibilidades humanas variadas, de ideologías en lucha, de estrategias divergentes. Los métodos usados en el estudio de los movimientos de población (etnografía, encuestas, trabajo en archivos) están mezclados con aquellos estilos, posiciones políticas y consideraciones pragmáticas. La primera sección del presente número de Diarios del terruño se ocupa precisamente de “Métodos y abordajes teóricos en los estudios migratorios”.

Quienes hacen etnografías, e investigación cualitativa en general, recogen las experiencias y perspectivas de los migrantes de carne y huesos a través de entrevistas, grupos focales y observación participante. Como expone Yerko Castro en su texto “Neutralidad axiológica, objetividad y compromiso en la investigación de campo con migrantes: notas críticas para una discusión”, es dicha investigación en campo la que puede arrojar luz sobre injusticias insoportables y que difícilmente permiten no tomar partido. El ensayo de Castro es una valiosa invitación para que el científico social se comprometa y el autor nos hace saber que, al momento de ir a recabar información directa, debemos estar dispuestos a lavar trastes en albergues y a ayudar a los desplazados a llenar formularios, en vez de planear extraer sin más las historias de vida. Participación observante en vez de extractivismo académico. El autor, quien tiene una trayectoria reconocida tanto en la investigación como en la defensa de los migrantes, señala que la falta de neutralidad axiológica no limita necesariaente la aspiración por una ciencia seria y objetiva. Pero, en cambio, nosotros nos preguntamos ¿la falta de dicha neutralidad restringiría otros objetivos? Al cuestionarnos qué más se necesita, aparte de una decidida y solidaria opción por los migrantes, para lograr políticas públicas humanas, justas y racionales, nos parece evidente que es indispensable incluir en el diálogo a otras sensibilidades y estrategias; por ejemplo, la de los sindicalistas y los científicos sociales que estudian las condiciones de trabajo que enfrentan las clases populares del país de acogida y que se ven impactadas (positiva o negativamente, en el corto o en el largo plazo) por la migración. ¿Eso significa que la neutralidad axiológica vuelve a ser necesaria cuando se trata de ponderar derechos sociales de diferentes tipos de personas? Lo asombroso, y que deberían considerar los migrantólogos progresistas, es que un equilibrio reflexivo en la valoración normativa (ética, política e ideológica) beneficiaría en primer lugar a los migrantes, dados los prejuicios que dominan en la sociedad cuando se habla de migración. Lograr cierta neutralidad axiológica ayudaría a desactivar el nacionalismo metodológico que está en el centro de la discriminación a los migrantes en el mundo entero (Dumitru, 2014; 2023). La histeria colectiva o pánico moral ante supuestas olas migratorias cedería si se conocieran los datos objetivos (por ejemplo, del aporte de manos nuevas a las envejecidas sociedades del Norte Global) y si esa información se evaluara con imparcialidad. Sin embargo, no podemos negar las dificultades prácticas de lograr ese objetivo, pues se trataría nada menos que de convencer a la derecha mundial de renunciar a su ridícula parcialidad axiológica antiinmigrante. Por ello se comprende la invitación de Castro a practicar una ciencia social comprometida con los migrantes, aunque ello pueda abonar finalmente a la polarización y a la falta de diálogo. Y aunque los académicos poco podamos contribuir, comparativamente, frente a los grandes medios de comunicación, los poderes fácticos y la opinión pública.

Enseguida se presenta el trabajo de Itzelín del Rocío Mata Navarro, acerca de mujeres centroamericanas en tránsito por México, el cual emplea como categorías teóricas las de habitus, campo y capital de Bourdieu. A partir de veintidós entrevistas con mujeres centroamericanas migrantes en tránsito, con funcionarios y un activista, Mata expone la producción del “cuerpo socialmente objetivado”, en particular el de las mujeres, y extiende la descripción de la xenofobia expuesta en el artículo anterior por Castro a las relaciones mismas entre migrantes. En su trabajo etnográfico, Mata observa cómo algunas mujeres guatemaltecas juzgan a las nicaragüenses “mirándolas hacia abajo”, mientras que una nicaragüense logra ver aún más abajo a las hondureñas.

Estamos de acuerdo en que abandonar visiones angelicales de las personas que migran se vuelve necesario. Como señala Manuela Camus, cuyo libro se reseña al final de este número, los migrantes pueden ser víctimas o victimarios. Pero es preciso no alimentar prejuicios construidos a partir de evidencia anecdótica que contribuyen a estigmatizar a las y los migrantes. Aparentemente, una mujer hondureña discriminó a una nicaraguense que, a su vez, hizo lo propio contra una guatemalteca; pero, si nos detuviéramos demasiado en esa xenofobia ordinaria, los investigadores podríamos estar contribuyendo a promover una falsa discusión. El concepto de “discriminación” tiene verdadera relevancia cuando se dirige del oprimido al opresor. Después de todo, el itsmo centroamericano posee una profunda tradición de migración regional que ha permitido enfrentar conflictos y desastres mediante la acogida temporal de unos centroamericanos por otros (Olivera Villaroel et al., 2023). Debemos hacer etnografía de la hospitalidad radical que practican muchas personas de escasos recursos.

El análisis documental e histórico también es indispensable para comprender el tema migratorio. Este otro enfoque metodológico implica la revisión de documentos históricos, registros gubernamentales y otros documentos escritos para rastrear patrones migratorios a lo largo del tiempo y comprender el contexto histórico de la migración. Es lo que hace Marie Nicole Thouvard en “Cuando los mitos e imaginarios incentivan la migración, el caso de los barcelonnettes en México”. Su artículo tiene una gran trascendencia para que los mexicanos nos comprendamos más allá de la visión más esquemática del mestizaje indígena-español, si consideramos que el negocio de las tiendas departamentales de lujo está asociada a la llamada “colonia francesa” del siglo XIX. Es decir, entre los legados de un enclave étnico francés en la Ciudad de México, originario de un pintoresco valle alpino, están nombres comerciales por todos conocidos como El Palacio de Hierro y Liverpool. Habría que añadir que las guerras son catalizadores de migración e influencia recíproca de los países en conflicto y que las intervenciones francesas en el siglo XIX no fueron la excepción. Como dice el mito que propagó Apollinaire en el poema “Oda a Rousseau” de 1908 sobre el gran pintor naïf Henri Rousseau (que nunca visitó México):

Tu te souviens Rousseau, du paysage aztèque,
des forêts où poussaient la mangue et l’ananas.
Des singes répandant tout le sang des pastèques
et du blond empereur qu’on fusilla là-bas.
Les tableaux que tu peins, tu les vis au Mexique… 

[Tú recuerdas, Rousseau, el paisaje azteca,
los bosques donde crecían los mangos y las piñas.
Monos esparciendo la sangre de sandías
y el emperador rubio que fusilaron allá.
Los cuadros que tú pintas, tú los viste en México…]

Precisamente, Thouvard explora el mito acerca de México, presente entre una pequeña comunidad francesa. Más allá de la historia económica, la autora explora el funcionamiento de este mito como dispositivo catalizador de movilidad transfronteriza, distinto de la transmisión de datos objetivos en las redes migratorias. Los mitos no son verdad, ni son completamente falsos. Funcionan como narrativas emocionales.

Los enfoques cuantitativos practicados entre otros por demógrafos y economistas son una herramienta ineludible para hablar sobre migración desde un enfoque macro. Trátese de encuestas nacionales en hogares o sondeos estadísticamente representativos, es gracias a estos métodos que se puede conocer al migrante promedio (es decir, la mujer migrante y el hombre migrante estadísticamente representativos), así como sus razones para dejar su lugar de origen, sus condiciones laborales en el punto de partida y de llegada, su acceso o falta de él a servicios, etcétera. Tales datos objetivos difieren de la información (también valiosa) recogida exclusivamente en albergues de migrantes, en caravanas o en puestos de frontera.

La segunda sección del presente número de Diarios del terruño aborda el “Control migratorio, securitización y fronteras”, continuando implícitamente con la discusión, entre otros temas, de los métodos de estudio de la migración. En efecto, hechos como la digitalización del control migratorio y la participación del crimen organizado en la trata y el tráfico de personas requieren de técnicas particulares como el estudio de las nuevas tecnologías y el análisis geoestadístico de la violencia.

En el artículo “La digitalización del control migratorio y fronterizo en Argentina”, Manuel Andrés Pereira analiza las transformaciones que ocurrieron en Argentina a partir del uso de nuevas tecnologías de identificación y vigilancia (2003-2015). La técnica empleada es el análisis documental. El artículo concluye que, aunque, las nuevas tecnologías buscan distinguir “regulares” e “irregulares”, al final transforman el fenómeno que se pretende clasificar. En particular, ahora es costeable, rápido y posible registrar los ingresos y egresos en fronteras terrestres o aeropuertos. Ésta es una forma de control que va más allá de la detección de personas “sin papeles”. Así, las fronteras se expanden más allá de los límites territoriales. Desde luego, los más vulnerables siguen siendo las principales víctimas de esta tecnificación, pues el Estado se convierte en un más hábil ilegalizador de las migraciones, es decir, produce digitalmente a los mal llamados “indocumentados”.

Recientemente, los enfoques biopolíticos se han sumado a las denuncias de los antropólogos, de los abogados defensores de migrantes y de los trabajadores sociales, señalando que detrás de las estadísticas oficiales y del papeleo burocrático que llenan los viajeros al entrar y salir de un país hay proyectos de control de las poblaciones. El artículo de Pereira muestra la cara más avanzada de esta biopolítica. La digitalización forma parte de los dispositivos de vigilancia y dominación de los cuerpos y de las comunidades. A partir de los trabajos pioneros de Michel Foucault, sabemos que estas prácticas representan claramente la relación entre saber y poder ¿También presente en la investigación que la estudia? ¿Los investigadores somos eslabones en la cadena biopolítica destinada a controlar las poblaciones o de alguna manera contribuimos a la liberación de ella?

Rodrigo R. Gómez Garza, en “Análisis geoestadístico de homicidios de extranjeros en México (2012-2021)”, revela que existe una importante incidencia de homicidios dolosos perpetrados contra extranjeros en territorio mexicano en zonas fronterizas, mayor que en otros lugares. Usa para lograrlo las estadísticas de defunciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), ubicando los homicidios de extranjeros a nivel estatal y municipal en el periodo 2012-2021. Pero en esta importante investigación volvemos a observar el modo como las sensibilidades se asocian con métodos e hipótesis de manera compleja. ¿En qué medida el estudio de los homicidios de extranjeros se conecta con el proceso migratorio más que con otros temas? Como uno de los límites de su investigación, el autor reconoce que no es posible saber la condición de legalidad de la víctima, es decir, determinar “si se trata de migración ilegal en tránsito por México”. Dado que el mapa presentado coloca como focos rojos lugares como Cancún, Los Cabos o Acapulco, con afluencia turística masiva, o ciudades con intenso intercambio transfronterizo como Tijuana, Ciudad Juárez o Tapachula, cabe preguntarse si los homicidios de extranjeros están también ligados, en proporción importante, al narcomenudeo y actividades ilícitas asociadas al turismo de masas (turismo como escape), al trasiego de cocaína en la frontera sur o de esta droga y de opioides en la del norte. Dado que las rutas de la droga y las de la migración irregular coinciden parcialmente (gestionadas a veces por los mismos grupos criminales), esta investigación evidencia la necesidad de profundizar en el estudio de su sobreposición, divergencia y distinción con respecto a otros fenómenos como son el consumo de estupefacientes en los grandes polos turísticos y la presencia de personas de nacionalidad extranjera en el crimen organizado, formado finalmente por organizaciones trasnacionales.

Recurriendo a evidencia empírica cuantitativa y cualitativa, el artículo de Adan Joseph Lagunes Hernández, “Migración de supervivencia y derechos humanos: el caso de los migrantes centroamericanos en tránsito por México”, postula una supuesta contradicción irreconciliable entre derechos humanos de los migrantes irregulares y la defensa de la seguridad nacional en México. El autor usa, como Yerko Castro en el primer ensayo, el concepto de “migración de supervivencia” (o “sobrevivencia”). Creemos que es importante citar, entre los antecedentes del uso de dicho concepto, los trabajos pioneros del investigador inglés especialista en el estudio del refugio Alexander Betts (2010; 2013). En todo caso, de acuerdo con Lagunes Hernández, emplear las palabras “migración por supervivencia” hallaría su fuerza explicativa en la dignidad humana. El autor afirma que aunque existía hacia 2018 una tendencia a la disminución de la pobreza y de la pobreza extrema en la región del Norte Centroamericano, esto no ha permitido disminuir los flujos de personas que huyen de sus países. Adicionalmente, afirma Lagunes Hernández, “el número de homicidios por cada 100 mil habitantes en la región es superior en dos o tres veces a los que se han registrado en México desde el año 2000”. Ahora bien, como el propio autor lo reconoce, a partir de 2008 se están incrementando los homicidios en territorio mexicano, de modo que está dejando de ser verdad que, comparativamente, los migrantes centroamericanos escapen “hacia un país donde potencialmente se les podría garantizar el derecho a la vida” (según la frase del autor). Los niveles de violencia que ha alcanzado México ya superan a los de países en guerra como Afganistán o Ucrania e incluso a los de naciones centroamericanas como El Salvador (donde en 2022 el presidente Nayib Bukele adoptó medidas autoritarias que redujeron dramáticamente el número de homicidios). Véase el artículo de Rodrigo R. Gómez Garza, en este mismo número, sobre temas estrechamente relacionados. La confluencia del número de asesinatos en México y la región centroamericana, visible en la gráfica 5 del artículo de Lagunes Hernández, es aleccionadora y preocupante.

Frente a la irreconciliable contradicción que cree observar, Lagunes Hernández propone sensibilizar a autoridades y población acerca de las verdaderas intenciones de los migrantes y sus derechos humanos. Creemos que la migración circular que existía antes de la militarización de las fronteras permitía a los centroamericanos adaptarse a crisis sin abandonar definitivamente su terruño, evitando el determinismo y las contradicciones insalvables entre derechos de los migrantes y de los residentes de los países receptores (Olivera Villaroel et al., 2023).

La tercera sección del presente número se titula “Estrategias de supervivencia y redes migratorias”. En “Diferencia y espera: migrantes africanos y asiáticos en Tapachula, frontera sur de México”, Bruno Miranda, Jana Sosa Gundelach y Daniela Fernández Rodríguez analizan las maneras en las cuales las personas migrantes de África y Asia viven la espera impuesta por los trámites migratorios, así como la manera en que interactúan y eventualmente convierten a Tapachula en una ciudad cosmopolita. Los registros etnográficos de las autoras destacan la existencia de restaurantes adaptados a las dietas de cada grupo étnico, los modestos hoteles donde pernoctan, lugares creados para el recogimiento espiritual, la oficina de la autoridad migratoria y las agencias de remesas internacionales. Este enfoque microsocial permite comprender el presente de algunos corredores migratorios que, cruzando México, conectan regiones de Asia, África y América. Pero los lugares descritos también ofrecen al lector pistas para imaginar el futuro local ¿Tapachula se convertirá en una ciudad global, mezcla de Nairobi, Estambul, Atenas y Los Ángeles, gracias a sus residentes provenientes de tres continentes? ¿O seguirá más bien la suerte de Calais, en Francia, y de Ciudad Juárez, también en México, donde la identidad de frontera, de mirar hacia afuera, crea una identidad contradictoria y donde han ocurrido importantes tragedias cuando diversos actores, de manera suicida, han tratado de encerrar o expulsar a los migrantes, que son una parte constitutiva de la ciudad? ¿Cómo deben ser los planes de desarrollo urbano de estas ciudades que, como Tijuana y Tapachula, entre otras, ven recibir importantes flujos de migrantes?

En “Mujeres hondureñas viviendo con VIH en México: movilidad, adherencia y el continuum de violencias”, Mónica Carrasco Gómez presenta un trabajo de investigación a partir del acompañamiento a dos mujeres hondureñas migrantes, ilegalizadas, en tránsito por México y que viven con VIH. La autora ofreció apoyo a la asociación civil “Una Mano Amiga en la Lucha contra el SIDA” (UMALCS), gracias al cual tuvo acceso a las informantes. El artículo contiene un testimonio valioso de la energía positiva que las caravanas migrantes transmiten a las personas dispuestas a migrar. Como narra la informante: “La caravana de migrantes me brindó emoción para salir adelante, sentí que mi vida cambió desde el momento en que tomé la decisión de irme. Tuve la esperanza de dejar de ser señalada, pues no se puede vivir así.” Las dos vidas migrantes que retrata el artículo contienen datos valiosos para mejorar las políticas públicas, por ejemplo, trasluce implícitamente de las entrevistas la tragedia que significará para las personas con VIH la desaparición del llamado Seguro Popular en 2019. Con dicho programa, los migrantes al menos conocían a qué tenían derecho en materia de salud y los mejor informados podían enfrentar gastos catastróficos. Hoy, en cambio, reina la incertidumbre, producto de la decisión, en sí misma loable, de dirigir al país hacia un sistema de salud universal. El director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoé Robledo, declaró el 28 de septiembre de 2023 que en México no hay un sistema de salud que soporte el incremento de personas con enfermedades crónicas (esto es, diabetes, hipertensión arterial o insuficiencia renal). Lo anterior, incluyendo a mexicanos y extranjeros con permiso de residencia afiliados a ese instituto de salud. Es previsible que los migrantes ilegalizados que sufren enfermedades costosas, como cáncer o la infección por VIH, son el eslabón más débil. Como concluye Carrasco Gómez, las organizaciones no gubernamentales han ayudado hasta ahora a la población migrante ilegalizada a tener acceso a servicios de salud, por lo cual merecen atención, respeto y colaboración. Pero ¿qué pasará cuando la gestión que realizan estas organizaciones sea inútil frente a un sistema rebasado?

Kvietok Dueñas, Arenas-Ortiz, Castro Padrón y Sánchez escriben “El acompañamiento familiar a la educación remota de la niñez migrante venezolana en Perú durante la COVID-19: un análisis desde el Cuidado”. Se preguntan de qué manera el cierre de escuelas durante la pandemia agravó las brechas de género y qué tipos de limitantes y retos enfrentan las madres migrantes en el acompañamiento escolar de los menores. Concluyen que es importante diferenciar entre los factores generales que afectaron tanto a las mujeres peruanas como a las venezolanas y los específicos que dificultaron e imposibilitaron en particular la enseñanza impartida por las mujeres madres venezolanas a sus hijos. En el primer caso, existen brechas de género en empleo, ingresos y aumento en responsabilidades de cuidado y la falta de herramientas. En el segundo, las autoras confirman una presencia desproporcionada en el mercado laboral informal, la participación limitada en el cuidado a hijos e hijas, la exclusión en los programas sociales, así como el aumento de la discriminación.

Las propias autoras ven su trabajo como una llamada de alerta para exigir la garantía de mínimos de protección para las madres migrantes por parte de los países receptores y la búsqueda de compromiso de los hombres en la justa organización social de los cuidados de sus hijos. Es decir que las teorías críticas no sólo evalúan las políticas públicas de los países receptores de migrantes, también pueden interpelar a los hombres que explotan a sus compañeras o ex compañeras.

La nota crítica “El Desayunador Salesiano ‘Padre Chava’ y la atención a los migrantes en Tijuana, Baja California”, de Karen Muro Aréchiga, es un entrañable homenaje a una organización de la iglesia católica nacida para auxiliar a los indigentes del centro de Tijuana y ampliada para albergar migrantes internacionales. El texto deja clara la necesidad de que la sociedad civil conozca y participe en el esfuerzo del Desayunador y de otros albergues, vitales para no vivir en un estado, cada vez peor, de insensibilidad y cinismo frente a la desgracia.

Finalmente, se presenta la reseña del libro de Manuela Camus, Circulación de vidas precarizadas. El Refugio Casa del Migrante, Tlaquepaque, Jalisco, del 2022, escrita por Elizabeth Juárez Cerdi. Como deja claro el texto, se trata de un libro mayor, por la extensión del trabajo etnográfico y por su profundidad teórica.

Dr. Bernardo Bolaños Guerra
Profesor-investigador Departamento de Humanidades
División de Ciencias Sociales y Humanidades
Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Cuajimalpa
Contacto: bbolanos@cua.uam.mx.

Referencias bibliográficas

  • Betts, A. (2010). “Survival migration: A new protection framework”. Global Governance. Vol. 16. No. 3. pp. 361-382.
  • Betts, A. (2013). Survival migration: Failed governance and the crisis of displacement. Ithaca, Nueva York: Cornell University Press.
  • Dumitru, S. (2014). “What is Methodological Nationalism?”. Raisons politiques. Vol. 54. No. 2. pp. 9-22.
  • Dumitru, S. (2023). “The ethics of immigration: How biased is the field?”. Migration Studies. Vol. 11. No. 1. pp. 1-22.
  • Olivera Villarroel, M., Fuerte-Celis, P. y Bolaños, B. (2023). “Migrantes climáticos. Un panorama para Centroamérica 1990-2019”. En Saiz, A. (Coord.). Vidas desplazadas. Ciudad de México: Penguin. pp. 223-245.