Reseña: Mastrogiovanni, Federico. (2021). Aquí acaba la patria. Una historia de fronteras. México: Fondo de Cultura Económica.  385 págs. ISBN: 978-607-16-7283-4.

Segunda época, número 16, julio-diciembre 2023, pp. 212-215.

Fecha de recepción: 03 de mayo de 2023.
Fecha de aceptación: 20 de noviembre de 2023.

Autor: Carlos Mario Castro.1

Aquí acaba la patria. Una historia de fronteras está escrita en los linderos donde comienzan la crónica, el ensayo, la anécdota, el periodismo documental, las memorias, la autobiografía o la literatura de aventuras. Esta obra tiene el prodigio de provocar en su lector la cada vez más extraña experiencia de encontrar, como anotó Aldous Huxley del ensayo moderno, “el antídoto al aburrimiento” (Huxley, 2009, p. 30) y la indiferencia, presentes en algunas escrituras académicas que se ocupan de investigar y documentar la migración, que no logran despertar el interés, sobre todo la sensibilidad ante este grave problema de nuestro tiempo, en el público lector más allá de los recintos universitarios.

Quien comienza a leer, dejándose atrapar y conmover al recorrer con esos otros oídos que son los ojos sus casi 400 páginas, tiene la sensación de estar ocupado [leyendo], sin estar fatigado (Huxley, 2009, p. 30). En especial, esta obra “no es meramente de entretenimiento; también es instructiva” (Huxley, 2009, p 30). Esto porque el libro propicia una comprensión más completa, y más humana, sobre el polémico y difícil problema de la migración. Lo logra al abandonar “las mismas preguntas de los periodistas”, que narran y reportean este gran problema desde la aseveración común y simplificada que observa el migrar “como una rational choice individual, que se debe a la ‘violencia’ y al ‘narco’. Y todo tiene sentido, todo está explicado” (Mastrogiovanni, 2021, p. 184).

Esta historia de fronteras rescata la perspectiva muchas veces olvidada por el periodismo de nuestros días. Aquella muy necesaria en la que esta profesión, en lugar de sobrevolar como hambrienta ave rapaz sobre la noticia, vuelve a su autocomprensión de consistir también en una “cuestión de caminar juntos. Es cuestión de dar y recibir, de ver al otro como igual. Ni más, ni menos. Sin paternalismo, sin falso interés” (Mastrogiovanni, 2021, p. 221).

Para el autor lo esencial del oficio periodístico, de su modo de practicar el periodismo,  es “tratar de ver frente a mí a una persona y no a un migrante. Un igual. Alguien que tiene derecho a estar cansado, desesperado, molesto, sin ganas de hablar” (Mastrogiovanni, 2021, p. 218). Al revés de la arrogancia banal de no pocos informadores y sus preguntas del tipo “de dónde vienen, cuántos días llevan viajando, han padecido violencias, a dónde quieren llegar, de qué huyen” (Mastrogiovanni, 2021, p. 218). Un periodismo buitre según el autor que no se amilana ni siquiera con la infancia migrante y los peligros de toda clase a que se expone durante su prolongado caminar. Como se registra en el libro con ironía: “Y luego los niños. Por el amor de dios, ¡los niños migrantes! La búsqueda frenética del dolor, de las lágrimas, de las violaciones-a-los-derechos-humanos. Mírenlos. Volteen a verlos. Son las víctimas. Volteen a verlos. Les damos voz a los que no tiene voz. Los que no tienen voz” (Mastrogiovanni, 2021, p. 184).

Ver a personas, a iguales, y no a migrantes hace que Aquí acaba la patria sea un libro, en palabras de su autor, “pretencioso, la historia no se entiende, es enredada, no tiene un andamiaje lineal, los personajes son incompletos” (Mastrogiovanni, 2021, p. 344). No podía ser de otra manera cuando lo que se explora son distintas historias, diversos relatos o formas de la experiencia siempre en tránsito de viajar, de atravesar fronteras y rebasar límites.

El libro de Mastrogiovanni va más allá de lo meramente coyuntural para entonces indagar en las entrañas de la pregunta que articula y da unidad a todas las distintas vivencias narradas de por qué, con palabras de D.H. Lawrence, “Un buen día, nos llega un irresistible deseo de irnos [donde] Más que el propio cambio de lugar, es irse lo que fascina, esta forma de repeler el pasado, dejarlo detrás para dirigirse hacia lo desconocido” (Ollé-Laprune, 2017, pp. 177-178).

Junto a los capítulos dedicados a los migrantes y sus explosivas caravanas, hay otros apartados que en apariencia rompen el tema principal para adentrarse en otros diferentes, como la historia del apneísta Jacques Mayol y su migración submarina hasta pulverizar los límites puestos a lo humano por las profundidades insondables del mar. También la historia de los hermanos Tomasini, dos caficultores corsos llegados a Tapachula (que el autor con ironía descubre que es una ciudad china, pero sin memoria de ello). El autor teje coincidencias en la historia y resistencia de los migrantes y el pueblo corso, al que dedica varios momentos del libro. Un pueblo también de migrantes que “sencillamente no entendía el concepto de sumisión” (Mastrogiovanni, 2021, p. 352).

En esta obra se encontrarán también digresiones didácticas libres de pedantería a la Antigua Roma,  o a las circunstancias, auténticas serendipias, de cómo fue que el café o la caña viajaron desde África o la India hasta esparcirse por todo el mundo y adherirse al incipiente sin fronteras sistema económico mundial: ¿sabías que los ahora tan denostados árabes “fueron los artífices de la revolución agrícola de la Edad Media con la que regalaron a Europa los limones, las naranjas, las mandarinas y todos los cítricos, el algodón y el arroz, el mango y el sorgo” (Mastrogiovanni, 2021, p. 134); ¿conocías que nuestra palabra zafra, referida a la cosecha de la caña, tiene su origen en safrah, que los árabes pronunciaban para decir “viaje”?

Asimismo, Aquí acaba la patria registra la crónica de esas otras migraciones al revés de las legiones de “abuelitos” estadounidenses o canadienses, los snowbirds, que todos los años, cargados con los dólares de sus pensiones, llegan a Los Algodones, “el pueblo de los dentistas” en Mexicalli, Baja California. Su recibimiento festivo y orgiástico contrasta con el dispensado a esas otras aves migratorias, también con dólares bajo sus percudidas alas que, a lomos de la Bestia, buscan llegar al norte prometido. Por lo anterior, en el libro “no hay una historia, sino muchas que se siguen tejiendo indisolublemente sin costura […] Asociación de ideas, entramado de acontecimientos, de relatos y de personajes a los cuales es imposible poner límites sensatos, absolutos, definitivos” (Mastrogiovanni, 2021, p. 349).

De lo que trata esta obra en sus distintos capítulos es de cartografiar ese universal e insaciable apetito de aventura que tan propio es del ADN humano, porque desde siempre y donde quiera que sea “la errancia es una manera de mantener la fijeza, la petrificación y la muerte a distancia” (Ollé-Laprune, 2017, p. 68). En el caso de algunos personajes del libro es migrar para mantenerse a distancia, en palabras de Mastrogiovanni, “De la pobreza, de la miseria, de la insatisfacción, de una vida árida, de una vida limitada, fuga de un lugar angosto, sofocante, donde todos lo saben todo, donde no puedes inventarte una historia diferente sobre ti mismo, donde solo puedes ser el que todos conocen. Huir es también reinventarse, tener la posibilidad de nuevas narraciones” (Mastrogiovanni, 2021, p. 173).

En el mismo sentido, Ricardo Piglia acierta cuando en “Modos de narrar” dice que “Podemos imaginar en todo caso que el primer narrador fue un viajero y que el viaje es una de las estructuras centrales de la narración […] No hay viaje sin narración” (Piglia, 2014, p. 247). Es lo mismo que con más realismo, incluso con tintes trágicos y cómicos, registra Mastrogiovanni sobre los vagones de espalda acerada de la Bestia, entre emigrantes de Honduras, Guatemala, El Salvador, de Cuba, Venezuela, Ecuador, África y Haití —ese país ‘que le vale madres a todo el mundo’—en el sentido de que “Cualquier migrante se construye en el camino. Se va imaginando. Y al estar imaginando se va narrando a sí mismo” (Mastrogiovanni, 2021, p. 173). Por eso al ser detenidos es como si de tajo, sin compasión, les rompieran esa narrativa y, advierte el autor, “nunca le rompas el cuento de su felicidad a un ser humano. Nunca lo hagas, porque entonces entran otros escenarios, y entre ellos el de la violencia. Y eso es de la belleza de viajar” (Mastrogiovanni, 2021, p. 178).

Por otra parte, el libro de Mastrogiovanni constituye una prueba más de que el concepto de sociedad del mundo no es una abstracción sin asidero ni tampoco el delirio febril de una tal sociología de la comunicación. En sus páginas, sin negar la existencia y el peso de países y fronteras, emerge esa sociedad del mundo en donde acaban las patrias, y en su lugar comienza el mundo y sus diferentes sistemas encargados de una función, que son como luces en lo oscuro y difícil del camino, y que como brújulas orientan, o también desorientan, el andar de quien se lanza a emigrar. Esto si nos atenemos a la observación según la cual “El mundo mismo es tan sólo el horizonte total de toda vivencia provista de sentido […] El mundo no se cierra con límites sino con el sentido que en él se activa” (Luhmann, 2007, p. 115).

De ahí que este mosaico de la sociedad del mundo que es Aquí acaba la patria funcione como una pantalla en donde al leer se activan diferentes vivencias, con sus respectivos sentidos y formas, de lo que significa migrar como búsqueda y pretensión de eso muy general y ambiguo, pero harto apetecido, que es alcanzar el elusivo horizonte de una mejor vida: “Pero debes entender que quiero estar en otro lugar en el que valoren mi inteligencia y mis capacidades. Por esto me fui” (Mastrogiovanni, 2021, p. 38). El sentido de emigrar para sacar adelante a los hijos y la familia que quedaron atrás, para que “mi hijo fuera a la escuela, y tuviera buenos zapatos […] La mayoría está diciendo ‘quiero que sea profesionista’. A lo mejor no saben lo que quiere decir ser profesionista, pero ellos dicen ‘quiero que sea profesionista’” (Mastrogiovanni, 2021, p. 179).

En este libro se evita la tentación de romantizar la migración. Al contrario, en sus páginas se describe el otro lado paradójico, quizás inevitable, de transformar en un rentable negocio —económico, político, académico— los más sensibles infortunios sociales, donde todos alrededor de estos graves problemas, como el de la migración, reclaman su parte del pastel en la especie que sea. Al caminar junto con las caravanas migrantes hacia Tijuana el autor observa que las organizaciones humanitarias como Pueblos sin Fronteras, que desde 2018 convocan las caravanas de la migración desde los países de Centroamérica, “son financiadas con dólares que provienen de las fundaciones más diversas del capitalismo estadounidense, necesitan visibilizar el problema de la migración a nivel internacional, niegan fines políticos que no sean el simple humanitarismo, el apoyo a los migrantes” (Mastrogiovanni, 2021, p. 216).

Hay un debate en el libro que queda sin resolver. Es la discusión sobre si las caravanas de migrantes, con su explosivo componente de protesta, entrañan una acción revolucionaria o de desobediencia civil. Ello en tanto su movilización parece expresar el grito, amplificado por los medios de masas del mundo, de “quiero dejar de pasar en la oscuridad, quiero dejar de pasar en la absoluta ignorancia y quiero que la gente fije su mirada en mí. Es decir, quiero ser un actor […] quiero sentarme en la mesa para que se hable de mí, pero conmigo presente” (Mastrogiovanni, 2021, p. 181).

Ryszard Kapuscinski pronunció hace años unas conferencias sobre sus encuentros con el otro alrededor del mundo. En una de ellas confesaba que su experiencia de convivir “con Otros, muy remotos, durante largos años me ha enseñado que la buena disposición hacia otro ser humano es esa única base que puede hacer vibrar en él la cuerda de la humanidad” (Kapuscinski, 2007, p. 27). Este poner a vibrar la cuerda de la humanidad es lo que también provoca la lectura de Aquí acaba la patria, al sensibilizarnos y poner nuestro deseo de entender y comprender en sintonía con la migración, una de las emergencias humanas y sociales más acuciantes de nuestro mundo.

Referencias Bibliográficas

  • Huxley, A. (2009). Si mi biblioteca ardiera esta noche. Ensayos sobre arte, música, literatura y otras drogas. Buenos Aires: Edhasa. pp. 448.
  • Kapuscinski, R. (2007). Encuentro con el otro. Barcelona: Anagrama.
  • Luhmann, N. (2007). La sociedad de la sociedad (traducción Javier Torres Nafarrate). México: Herder, Universidad Iberoamericana.
  • Mastrogiovanni, F. (2021). Aquí acaba la patria. Una historia de fronteras. México: Fondo de Cultura Económica.
  • Ollé-Laprune, P. (2017). Los escritores vagabundos. Ensayo sobre la literatura nómada. México: Tusquets.
  • Piglia, R. (2014). Antología personal. México: Fondo de Cultura Económica.

  1. Salvadoreño. Maestro en Comunicación por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México (IBERO), México. Actualmente es Profesor de asignatura en los Departamentos de Letras y Comunicación en la misma casa de estudios. Líneas de investigación: teoría de sistemas, arte y violencia. Contacto: ccastro14@yahoo.com.