Segunda época, número 14, julio-diciembre 2022, pp. 140-147.
Fecha de recepción: 14 de abril de 2022.
Fecha de aceptación: 19 de septiembre de 2022.
Autoras:
Guadalupe Escalante Rengifo1,
Iliana Vázquez Zúñiga2.
Narrating Latin-American Migration to Quebec: between fiction and social reality. Interview to Mauricio Segura
En esta entrevista conversamos con Mauricio Segura[1], uno de los escritores quebequenses de origen latinoamericano más importantes en Quebec. Su primera novela Côte-des-Nègres, publicada en 1998, es, probablemente, el primer best-seller canadiense escrito por un latino. Con la publicación de su última novela, Viral, 2020, Segura vuelve a estar en el lente de la crítica literaria local. Escritor, periodista y guionista, Segura se ha abierto paso en la literatura quebequense a través de historias que combinan la construcción de mundos personales y colectivos atravesados por la migración. El objetivo de este diálogo es reflexionar sobre la temática de la migración como eje rector, tanto de su experiencia de vida como de su creación artística, así como explorar la sociedad canadiense representada a través de sus obras. Abordamos a Segura en tanto inmigrante de segunda generación en Quebec. Nacido en Temuco, Chile en 1969, fue llevado por sus padres a Quebec tras el golpe de estado de Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973. Su familia es una de tantas que buscaron asilo en Canadá, debido a la situación política de su país.[2] En 1974 su familia se instaló en Côte-des-Neiges, uno de los barrios con mayor diversidad étnica de Montreal. Allí pasó su infancia y adolescencia y fue donde comenzó a plantearse sus primeros cuestionamientos identitarios. Las experiencias de su familia y sus amigos en un vecindario obrero, la interacción cotidiana con historias de migración y la búsqueda de sus orígenes latinoamericanos, a través de la literatura, lo llevaron a escribir su primera novela: Côte-des-Nègres. En ella, Segura construye un mundo en que surgen interrogantes sobre la integración en la sociedad quebequense francófona, desde la vida en Montreal de jóvenes inmigrantes de segunda generación.
Segura ha escrito cuatro novelas más: Bouche-à-bouche (2003), Eucalyptus (2010), Oscar (2016) y Viral (2020); todas escritas en francés y en escenarios multi-étnicos, en las que los personajes construyen identidades atravesadas por la experiencia de la migración ya sea de ellos mismos o de sus padres. Cada una de ellas con historias y características propias, muestran las paradojas del mundo contemporáneo en temas como racismo, violencia y discriminación, pero concretamente nos revelan los escenarios en que se instalan los inmigrantes. Montreal, por ejemplo, aparece como un espacio de (des)encuentros entre el mundo francófono y anglófono, entre inmigrantes y nativos, entre viajes, llegadas y retornos.
Segura es uno de los escritores latinoamericanos con una trayectoria inspirada en Quebec. Su novela Bouche-à-bouche fue finalista del premio Quebec-Francia el 2004 y su reportaje Le héron, la grenouille et le poisson rouge: portrait de Gaétan Soucy, le permitió ganar el Premio Sodep a la excelencia en 2015. Asimismo, ha incursionado en la creación de contenido para cine y cuenta con una extensa producción periodística y ensayística. Ha sido profesor de creación literaria en varias universidades de Montreal. Nos ufana dar a conocer al público latinoamericano parte de su trabajo.
Dividimos esta entrevista en tres temas: en el primero abordaremos la experiencia de la migración como temática central en la vida y la obra de Segura, ya que ésta ha forjado su camino personal como inmigrante y como artista. En el segundo, dialogamos sobre la inmigración en Quebec, contexto particular en que se producen debates sobre la integración, la discriminación, y las convergencias lingüísticas entre el inglés, el francés y el español. El último tema es sobre el mundo literario. Conversamos con Segura sobre la literatura de la migración, el impacto de sus obras en Canadá y el libro que está trabajando actualmente. Esperamos que este diálogo muestre una forma de abordar la experiencia de la migración desde la literatura, narrada por un autor que tiene como consigna la defensa de las libertades, la aceptación de las diferencias y la convivencia multiétnica en las realidades contemporáneas.
Guadalupe e Iliana (G-I, en adelante): Nos gustaría comenzar hablando de tus inicios en la literatura. ¿Qué te llevó a escribir tu primera novela y cuáles fueron tus influencias literarias?
Mauricio Segura (MS, en adelante): Crecí en Côte-des-Neiges, un barrio bastante multicultural en Montreal. Antes de que mi familia llegara ya había una gran inmigración polaca, judía y de otros países. Nosotros llegamos en 1974 como refugiados políticos. Yo tenía cinco años. En la escuela primaria todo iba bien, me gustaba el deporte y tenía amigos peruanos, mexicanos y salvadoreños. Pero cuando comencé la escuela secundaria, me cambiaron de colegio y allí yo era el único latino. Entonces, comencé a hacerme una serie de cuestionamientos existenciales sobre quién era yo, si era latino, quebequense, canadiense; me hacía muchas preguntas sobre mi identidad. Creo que esos cuestionamientos me llevaron hacia la literatura. En esos tiempos leí La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa. Esa novela cambió mi vida y me inspiró para escribir Côte-des-Nègres, mi primera novela.
G-I: ¿De qué maneras te inspiró Mario Vargas Llosa y La ciudad y los perros?
MS: De Mario Vargas Llosa retomé su estética realista que da mucha importancia a los desafíos sociales. Específicamente, de La ciudad y los perros, me inspiré de la estructura que disloca la cronología y que presenta a los personajes en diferentes momentos de sus vidas. También, recogí la idea de la importancia de los apodos, para mostrar las transformaciones de los personajes. Lo interesante es que, años después, me di cuenta de que Vargas Llosa se había inspirado de William Faulkner para escribir su novela.
G-I: ¿Qué otros autores, además de Mario Vargas Llosa, forman parte de tus principales influencias literarias?
MS: En mis inicios, también fueron importantes Flaubert y Faulkner. De la literatura hispanoamericana, el boom fue muy importante. Yo le debo mucho a Julio Cortázar, Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes. Sin el boom quizás nunca me habría convertido en escritor. Para mí el boom fue fundamental, mucho más importante que para la mayoría de los autores de mi generación en Quebec, que no eran latinoamericanos. Los escritores quebequenses trabajaban, sobre todo, bajo la influencia de autores norteamericanos. En esos tiempos, aquí [en Quebec] nadie hablaba de Vargas Llosa y se conocía poco de la literatura hispanoamericana.
El boom me ayudó a aceptar y a valorar mi identidad latinoamericana, lo que autores latinos que surgieron después no destacaron tanto, no reivindican tanto esta identidad latinoamericana. Luego, tuve otras influencias, como Juan Carlos Onetti y otro grupo de escritores como Jorge Luis Borges, Ricardo Piglia y Roberto Bolaño. Desde que publiqué mi novela Oscar, trato de unir estas influencias literarias. Sobre todo, recogiendo a Borges y preguntándome sobre cuál es el rol de la ficción, cómo se manifiesta la ficción en lo real. El boom, para mí, en pocas palabras, es la búsqueda estética, la originalidad estructural de la novela que no olvida las apuestas sociales y políticas. Es también un modelo de ambición literaria, la ambición de una novela total. Esto lo traté con mi última novela, Viral.
G-I: Esos cuestionamientos existenciales que te hacías en la adolescencia, sobre la identidad y cómo definirse, se reflejan de diferentes maneras en tus novelas. ¿En qué medida tu experiencia migratoria ha marcado tu producción literaria?
MS: La mayoría de mis novelas hablan de la migración. Mi primera novela recoge mucho de la experiencia de mi adolescencia, de otras personas que yo conocí y de una problemática que era cercano a mí. Escribo sobre la inmigración porque viví la inmigración. Es un tema que conozco, pero también es un tema que me fascina. Las historias de los inmigrantes son siempre historias apasionantes de transformación.
G-I: Y en tu caso, a pesar de que estás toda una vida en Quebec, ¿crees que todavía eres “el inmigrante” ?, ¿cómo te ubicas en esta manera de mirar el mundo?
MS: Como lo mencioné, de adolescente me hacía estas preguntas, pero hoy en día lo veo relativamente simple. Yo, como todo el mundo, acepto mis diferentes identidades. Es cierto, cuando me pongo a hablar con latinos digo “nosotros los latinos” porque hay una parte de mí que es latina. Y bueno, podríamos hablar de eso también: ¿qué es ser latino?, ¿es una ficción ser latino?, y ¿qué tenemos en común? ¿Qué tienen en común alguien que vive en Buenos Aires, otro que vive en una zona rural en Honduras y otro que vive en el Caribe? Yo todas las veces que he querido negar la parte latina de mí, me he dado cuenta de que es un error. No hay que negar todas las identidades que tenemos. Pero al mismo tiempo, me costó mucho aceptarlo. Yo creo que hace diez años solamente he empezado a decir: yo soy quebequense. Sería absurdo que no lo sea.
G-I: Suponemos que la afirmación de tu identidad también ha influenciado en tu elección del idioma para escribir tus novelas. Tienes tres novelas traducidas al inglés, y ninguna escrita o traducida al español, ¿por qué?, ¿cuál es tu relación con tu lengua materna?
MS: Ninguna de mis novelas ha sido traducida al español y esto lo lamento mucho. He tenido ofertas, pero no han sido editoriales de mi gusto. Yo pongo mucha atención a quién me traduce porque es difícil para mí dar los derechos de traducción. Entonces, hasta ahora no me ha gustado lo que me han propuesto. Por otro lado, para mí, la lengua materna es la lengua de lo privado, del afecto. No es la lengua pública. Es el idioma con la cual me comunico con mi familia y mis amigos. Es muy raro que lo utilice para expresar mis ideas en los lugares públicos, como lo hago con el francés o el inglés. En las primeras novelas, sobre todo en Côte-des-Nègres, describí personajes que hablan continuamente en las tres lenguas y que pasan de un idioma a otro, dependiendo de la situación en la que se encuentran. Esto fue muy revelador para personas que estaban en un proceso de construirse una identidad cultural.
G-I: Al comparar tu primera y última novela, Côte-des-Négres (1998) y Viral (2020), describes contextos distintos de migración en Quebec, pero con varios elementos en común sobre el vivir juntos en un Montreal multiétnico ¿Qué opinas sobre la integración de los inmigrantes tras 22 años de tu primera a tu última novela? ¿Qué cosas han cambiado y qué otras no?
MS: Este es un tema que ha evolucionado. Te puedo dar el ejemplo de mis padres en la década de los setenta. En Chile, cuando ocurrió el golpe de estado de Pinochet, mi papá era director de un hospital. Cuando llegamos acá, mi papá tenía estudios universitarios y mi mamá era enfermera, pero ellos nunca pudieron hacer reconocer sus diplomas en Quebec. Él trató de tomar cursos en la Universidad de Quebec en Montreal, pero era muy difícil para mi papá, pues tenía que ganarse la vida. Finalmente, abandonó su proyecto. Mi papá tuvo que trabajar haciendo aseo, que era una humillación total para él, lo mismo para mi madre. Felizmente como mi papá había hecho estudios administrativos y era bueno para los negocios, eso nos salvó. Eso hizo de nuestra familia unos pequeños burgueses, unos 25 años más tarde.
Esa realidad existe todavía. Por ejemplo, creo que las condiciones socioeconómicas no han cambiado mucho para los obreros que siempre viven mucha precariedad en el capitalismo postindustrial. En el barrio Côte-des-Neiges se instalan muchas familias que no tienen diplomas universitarios y, sobre todo, que no dominan bien el francés ni el inglés. Esta gente vive de pequeños empleos a tiempo parcial. Por otra parte, más recientemente están llegando a la provincia de Quebec muchas familias jóvenes, con diplomas, con un buen conocimiento del inglés y que tienen la capacidad de aprender el francés bastante más rápido. Este grupo se integra mejor, pero no vive en el barrio que yo describo.
En cuanto a los latinos, creo que la migración latina ahora llega más preparada. Muchos ya conocen el idioma francés, o por lo memos dominan bien el inglés, que ayuda bastante. Y creo que el reconocimiento de los diplomas está mejor. En los setenta, nadie debatía sobre la condición de los inmigrantes. Ahora, la gente se preocupa por la percepción de los inmigrantes, pero es evidente que Quebec siempre ha tenido un retraso respecto a Ontario, por ejemplo, por las razones históricas.
G-I: ¿Cuál es tu percepción de la migración en Quebec?
MS: Yo ya llevo cuarenta y tantos años en Quebec. Tengo un punto de visto muy receptivo, mucho más que la mayoría de los latinos sobre las reivindicaciones nacionalistas de los quebequenses. Yo las entiendo. Yo sé que muchos latinos no entienden esto. Hay que conocer bien la historia de Quebec para saber por qué hay tantas dificultades aquí con los inmigrantes.[3] Este miedo que se tiene al inmigrante, que yo no niego que es real, hace que muchas veces se corra el peligro de excluirlo y de tratarlo como ciudadano de segunda clase. Yo acepto que los quebequenses tienen que ser vigilantes con su cultura, con su lengua, con el francés; yo entiendo eso, pero también pienso que no se debe caer en la paranoia. Y aquí, algunas veces, se cae en la paranoia. Eso es un hecho. Ese es el difícil balance aquí.
Ahora, creo que ha pasado algo desde 2020, ha habido cambios significativos, cambios en el imaginario social. Por ejemplo, en la televisión ahora se ven más minorías visibles[4]: se ven más latinos, árabes y caribeños, lo que se veía ya hace mucho tiempo en Toronto. Yo creo que esto es el efecto de Black Lives Matters. Les doy otro ejemplo, yo trato de hacer cine hace veinte años. Los latinos ya podían hacer documentales para la televisión en los ochenta, pero en ficción era imposible. Sin embargo, en estos dos o tres años ha habido una apertura a producciones sobre realidades latinoamericanas y esto es totalmente nuevo. Esto me hace decir que hay algo que ha cambiado simbólicamente. Es muy importante el imaginario social. Ahora en Montreal se ve a los inmigrantes como parte integrante de esta sociedad.
G-I: En cuando a la recepción de tus obras, ¿cómo han sido acogidas tus novelas en la parte francófona y anglófona de Canadá?
MS: La recepción ha sido diferente en Quebec y el resto de Canadá. La versión francesa de Côte-des-nègres es un best-seller y se han vendido más de 16 mil ejemplares. Asimismo, la versión en inglés Black Ally se ha vendido, sobre todo, en Columbia Británica. Hay escuelas allá que hacen leer la novela. Yo creo que para ellos es algo exótico porque es una realidad que no es la de ellos. Como ustedes saben la influencia asiática sobresale en Vancouver. Allá los desafíos de la inmigración están relacionados con el mundo asiático, y el mundo caribeño o latino no se toca mucho. Entonces, lo ven como algo folklórico. En cuanto a Oscar, hubo un gran interés en Ontario porque el personaje de mi novela vivió los últimos años de su vida allá. Oscar —que es esta novela sobre un pianista caribeño importante de jazz en Montreal, Oscar Peterson—, se ha vendido mucho más en inglés que en francés. Eso dice mucho, me parece.
G-I: ¿Cómo piensas que es percibido Mauricio Segura escritor en el mundo literario quebequense?
MS: Bueno, aquí se inventó una categoría que se llama la littérature migrante[5]. Y en esta categorización, me pusieron a mí. Y mi caso es un poco diferente porque yo soy de segunda generación, yo crecí aquí. Esta categorización no funciona conmigo muy bien. Y no funciona con estos nuevos escritores mucho más jóvenes que yo, que también crecieron aquí y se integraron enseguida al sistema escolar. Entonces, la percepción que el medio literario tenía sobre mí me parecía forzada: “queremos que seas un inmigrante”, pero yo no soy tan inmigrante. Soy como entre los dos. Cuando salió mi primera novela, la gente no sabía si yo era quebequense o si era latino. Siempre me preguntaban: si tuvieras que elegir entre los dos, qué elegirías, si elegiría mi país de origen, o mi país de acogida. La pregunta aquí implícita siempre es ¿acogemos bien en Quebec? Esa es la pregunta que siempre la gente te hace, un poco angustiados. Entiendo que, para obtener una visión general del panorama literario hay que utilizar estas categorías. Pero estas son reductoras. Efectivamente, la littérature migrante puede describir algunas veces una literatura puramente testimonial. Esto me molesta. Creo que la gran mayoría de la producción de los escritores “migrantes” no se pueden reducir a simples testimonios.
G-I: Además de la littérature migrante, se puede hablar de literatura quebequense, literatura canadiense, literatura del exilio, es decir, una serie de otras nomenclaturas. ¿Dónde se ubica Mauricio Segura en esta gama de categorías?
MS: Mi problema es que cuando veo individualmente mis novelas, cada una presenta tendencias diferentes. Por ejemplo, Côte-des-Nègres es una novela narrativa y accesible, mientras que Bouche-à-bouche es mi novela más experimental, mucho más intelectual. Pero si después analizo una novela como Eucaliptus es claramente una novela del exilio. Yo quería hacer este tipo de novela más tradicional, para poder describir una trayectoria que se parece a la de mi padre. El imposible regreso al país natal. La diferencia que hay entre la realidad y las aspiraciones. Y, bueno, todas estas generaciones de inmigrantes que llegan a adultos aquí, y vuelven a sus países, donde no se sienten, ni bien aquí ni bien allá. Estos, para mí, son temas universales y muy potentes. Ves, entonces, de una novela a otra cambia la tendencia, por eso me cuesta responder esta pregunta.
G-I: Interesante, has hablado de la imposibilidad del retorno. Pero el imposible retorno físico se reemplaza con un retorno simbólico desde la escritura. Nos dices que tu último proyecto tiene que ver con Chile, tú estás retornando gracias a tu escritura ¿Cómo está presente tu país de origen en tu nueva producción?
MS: He vivido la pandemia sumergido en este tipo de preguntas y leyendo cosas teóricas sobre este tema. Por ahora puedo decir que hay varias novelas al interior de este nuevo proyecto, pero lo que me interesa es en el fondo el tema de la herencia, de la memoria y de la memoria colectiva nacional. Me parece que, en Chile, como en otros países latinos, hay una batalla frente a la historia, de cómo se cuenta la historia y esto me fascina. Una de las cosas que hago cuando voy a países latinos es que trato de ver los manuales de historia. Todo lo que durante tanto tiempo se ha ocultado es espantoso. Y leyendo manuales de historia me di cuenta de que hay un problema grave de negar de manera consciente e inconsciente la historia. Eso es en gran parte lo que me interesa: la memoria y cómo algunos niegan el derecho de memoria.
G-I: Para terminar, ahora que vuelves con tu escritura simbólicamente a Chile, ¿cómo es tu vínculo con América Latina?
MS: Mira, a mí me gusta mucho una frase de Jorge Volpi que dice “América Latina no existe” o “América Latina es una invención de los escritores del boom”. Me gusta porque es provocador, pero también dice una verdad. Las realidades son tan diferentes que es difícil en lo real justificar la unidad de esta terminología. Pero lo interesante es que la mayoría de nosotros seguimos diciendo: “nosotros los latinos”. Para mí esto tiene que ver con la importancia que tiene el imaginario social. Me da la impresión de que tenemos los tres un pasado similar, un pasado que yo puedo entender, que ustedes pueden entender, no solamente la lengua. Tenemos un imaginario que es similar y esto tiene más que ver con una memoria colectiva, con las creencias populares y la cultura de masas; la cultura popular. Ven lo que quiero decir, que yo creo que ahí hay algo muy importante que pocas veces se ve. Bueno, no he leído algo realmente concluyente sobre esto, pero me fascina pensar que está claro que somos latinos, no tanto en lo real, sino en lo imaginario.
Comentarios finales
Con esta conversación hemos abordado la migración como experiencia personal de transformación identitaria, como temática de inspiración para la creación literaria y como problemática social. Mauricio Segura escribe desde su doble identidad: quebequense y chileno/latinoamericano, y en su lengua de adopción, el francés, lo que le han permitido ganarse un espacio en el mundo literario quebequense francófono. Su obra llama nuestra atención, pues aporta una visión crítica, actualizada y original de los cuestionamientos sobre la integración en Quebec. Asimismo, es notable que su trabajo periodístico y ensayístico se desplaza hacia temas sociológicos que sugieren reflexiones sobre los imaginarios sociales, la memoria y la forma de narrar la historia. De esta manera, la escritura es una herramienta de libertad para el autor, desde la cual se narran distintas realidades.
Segura nos muestra en sus novelas la convergencia de experiencias de precarización, de diversidad étnica y de origen, así como de género, de generación y de clase social, categorías necesarias y urgentes de seguir reflexionando. Su narrativa nos parece potente y creativa, resultado de un arduo trabajo de investigación y de talento literario. Buscamos en esta entrevista, por un lado, crear puentes entre la ficción literaria y la realidad social, y, por otro lado, dar a conocer a las y los lectores latinoamericanos y estudiosos de las migraciones otras formas de contar historias de movilidad. Esperamos que esos objetivos se hayan alcanzado y esperamos también que atiendan a la lectura de Mauricio Segura, para conocer a uno de los autores latinoamericanos más leídos en Quebec, un autor que sin lugar a duda tendrá mucho más que decir.
Referencias bibliográficas
- Bouchard, G. (2014). L’interculturalisme : un point de vue québécois. Boréal.
- Del Pozo, J. (2004) “Los chilenos en el exterior: ¿De la emigración y el exilio a la diáspora? El caso de Montréal”. Revue européenne des migrations internationales. Vol. 20. No. 1. Recuperado de: http://journals.openedition.org/remi/4968.
- Fevrier, G. (2010) “Littérature migrante comme lieu de construction de cultures de convergence”. Carnets, Première Série. No. Especial. pp. 27-41. Recuperado de: https://journals.openedition.org/carnets/4860?lang=en.
- Li, P. (2000). “La diversité culturelle au Canada: La construction sociale des différences raciales”. Recuperado de: La diversité culturelle au Canada2000.pdf
- Segura, M. (1998). Côte-des-Nègres. Montreal: Boréal, 295.
- Segura, M. (2010). Black Alley. Traducción de Dawn Cornelio, Emeryville (Ontario), Biblioasis. p. 214.
- Segura, M. (2003). Bouche-à-bouche. Montreal: Boréal. p. 169.
- Segura, M. (2010). Eucalyptus. Montreal, Boréal. Traducción al inglés: Eucalyptus, traducción de Donald Winkler, Biblioasis. p. 150.
- Segura, M. (2016). Oscar. Montreal, Boréal. Traducción al inglés: Oscar, traducción de Donald Winkler, Windsor (Ontario), Biblioasis.
- Segura, M. (2020). Viral. Montreal, Boréal. p. 295.
[1] Las autoras de esta entrevista desean agradecer la disposición y amabilidad de Mauricio Segura, quien cordialmente accedió a este diálogo.
[2] El exilio chileno tiene un lugar significativo en el imaginario social de la sociedad quebequense. Una gran cantidad de chilenos llegaron tras el golpe de estado de Augusto Pinochet y se asentaron sobre todo en Montreal. Si se quiere profundizar en el tema, recomendamos el trabajo de José del Pozo (2004).
[3] En términos administrativos, Quebec es una provincia de Canadá, compuesta principalmente de una mayoría francófona. Quebec tiene un pasado colonial y una historia de dominación que interpela su presente. La mayoría francófona es parte de una nación minoritaria en Canadá con aspiraciones de un reconocimiento como una sociedad “distinta”, como explica Gerard Bouchard (2014) en su libro L’interculturalisme: un point de vue québécois.
[4] Como explica Peter Li (2000) en su reporte La diversité culturelle au Canada: La construction sociale des différences raciales, el término “minoría visible” emerge en 1984. En 1986, la ley sobre la equidad en materia de empleo adoptó el término e incluyó textualmente a “las personas que por su raza o color de piel se identifican dentro de la categoría de la minoría visible de Canadá” (p. 5). Este autor señala que, en 1986 el censo canadiense —Statistics Canada— describe en esta categoría a diez grupos: “Los negros, los indopaquistaníes, los chinos, los coreanos, los japoneses, los asiáticos del sureste, los filipinos, los habitantes de otras islas del Pacífico, asiáticos del oeste, árabes y latinoamericanos, a excepción de los argentinos y los chilenos” (p. 5, traducción libre de las autoras).
[5] Cercana a la literatura del exilio, se desarrolla una escritura que comprende a autores y temas que retoman el desplazamiento como temática central. “El escritor migrante, como los personajes que inventa, se construye gracias a los distintos movimientos y desplazamientos que realiza; estos pueden ser de naturaleza geopolítica u ontológica” (Fevrier 2010, p. 30, traducción libre de las autoras). Se da pauta a interrogantes como la identidad, la integración, la diversidad multicultural, etc. Estos escritores escriben en francés ya sea porque es su lengua materna (el caso de los haitianos) o es la lengua de adopción como parte del proceso de inmigración (italianos, chinos, vietnamitas, etcétera). Algunos de los autores más representativos son Dany Laferrière (Haití), Ying Chen (China), Sergio Kokis (Brasil).
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Peruana. Doctora en Historia y Maestra en Comunicación por la (UPR), Puerto Rico. Actualmente, es profesora a tiempo parcial en la Universidad de Ottawa, Canadá, donde cursa el Doctorado en Español y Literatura Latinoamericana. Líneas de investigación: inmigración latinoamericana en Canadá, migración forzada, literatura y derechos humanos. Contacto: gescalan@uottawa.ca.
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Mexicana. Doctora en Antropología Social por El Colegio de Michoacán (EL COLMICH), México. Actualmente es profesora a tiempo parcial adscrita a la Escuela Nacional de Estudios Superiores de la Universidad Nacional Autónoma de México, Unidad Morelia (ENES UNAM), México. Líneas de investigación: migración México-Canadá, migración de estatus precario, migración irregular, antropología económica, antropología urbana. Contacto: ivazquez@enesmorelia.unam.mx.