Primera época, número 8, julio-diciembre 2019, pp. 134-138.
Migrar en tiempos de crisis. Transición hacia una nueva fase migratoria. Jardón Hernández, Ana Elizabeth, 2017, México: El Colegio de Michoacán, 208 páginas, ISBN: 978-607-9470-84-5
Reseñado por: Isaac Vargas 1.
Ana Elizabeth Jardón nos presenta una investigación que explora las transformaciones de la dinámica migratoria internacional de los mexicanos, particularmente a partir de la crisis económica de 2008 que se desató en Estados Unidos (el principal destino de esta población). Bajo el contexto de quiebre económico, la migración como estrategia de vida —arguye la autora— ha entrado en una nueva fase marcada por el decrecimiento tanto de los flujos migratorios como de las remesas. Para sustentar su hipótesis Jardón utiliza herramientas cuantitativas y cualitativas que le permiten aterrizar la discusión macroestrucutural en un estudio de caso dentro de la comunidad de Las Vueltas, municipio de Coatepec, en el Estado de México, para de este modo plasmar en un plano comunitario las repercusiones de los cambios y continuidades de la migración internacional desde México.
La comunidad de Las Vueltas se convirtió durante 2010 y 2011 en el espacio geográfico en el que Jardón desplegó su trabajo de campo en tres etapas distintas. En un primer momento, apunta, estableció contacto con personajes claves de la comunidad como el secretario particular de la presidencia municipal, el representante regional de los migrantes, o el párroco, quien le permitió presentarse durante la misa dominical. La gente entonces la conoció como “la muchacha que se presentó en misa” (p.18). Una vez que afianzó los vínculos con los pobladores del lugar comenzó a realizar entrevistas en los hogares que contaban con migrantes en Estados Unidos, o con migrantes que habían retornado a México de manera voluntaria y/o forzada. Posteriormente la autora aplicó la Encuesta Socioeconómica Familiar 2011 —encuesta que ella misma desarrolló— para obtener información directa sobre los principales componentes demográficos, sociales y económicos del lugar. Los resultados de este importante aporte cuantitativo se presentan a lo largo del libro acompañados por los testimonios de los migrantes entrevistados.
Desde las primeras páginas Jardón reitera que México ha visto en la migración un modelo para el desarrollo basado en la exportación de mano de obra barata y la recepción de remesas. Como indica la autora: “la migración es un juego de mercado donde los trabajadores se movilizan por efecto de los salarios y el empleo” (p. 20). Un juego insertado dentro de un sistema cuyas industrias en el llamado primer mundo requieren de la importación de mujeres y hombres provenientes de países periféricos. México se ha encargado de proveer parte de la mano de obra requerida por el mercado estadounidense; hacia el norte manda a un sector de la población que se encuentra entre el desempleo, la pobreza y la marginación. Se utiliza pues la migración como una válvula de escape: bajo el ideal de buscar una vida mejor.
En la Introducción la autora enfatiza que, con particularidad, las familias campesinas dependen cada vez más de la pluriactividad para tener una estabilidad financiera debido al complicado panorama del campo mexicano desde hace ya varios años. La migración ha desempeñado una pieza clave en este contexto, sin embargo, actualmente el funcionamiento de la migración como estrategia socioeconómica se ha debilitado a consecuencia de un complicado escenario político y económico en Estados Unidos que ha colocado mayores restricciones a quienes buscan entrar a ese territorio. La movilidad internacional al norte del Río Bravo por parte de la población mexicana se ha desacelerado por dos principales factores: la caída en la productividad de los sectores que empleaban numerosas cantidades de trabajadores mexicanos; y la militarización fronteriza convertida en una barrera estructural de contención del flujo migratorio, que a su vez forma parte de otras barreras de carácter ideológico sustentadas en la xenofobia y el racismo.
Así, tras mostrarnos una panorámica de la situación actual la autora remarca su hipótesis, la cual radica en argüir que nos encontramos frente a una nueva fase en la dinámica migratoria entre México y Estados Unidos marcada por su desaceleración. Esta metamorfosis, nos dice, responde a las condiciones económicas, sociales y políticas tanto del país de origen como el de destino.
Acto seguido el capítulo I, Continuidad y cambio, está compuesto como un estado del arte sobre los principales enfoques de estudio de la migración: demográfico, económico, político, y sociocultural. Estos enfoques Jardón no los considera aislados sino que nos muestra la manera en que están íntimamente interrelacionados. Migrar, menciona Jardón, es un proceso multifactorial que va más allá de un costo-beneficio económico. Por esto trae a colación el diálogo respecto a las culturas migratorias en cada localidad, el migrar como rito de paso para ser hombre, como una tradición en algunas regiones o como una prueba para ganar prestigio. No obstante la autora se concentra fundamentalmente en los enfoques económico y político debido a que se coloca en el estrado del ya referido decreciente flujo migratorio luego de la crisis de 2008 y el endurecimiento de la política migratoria.
El capítulo II, Las Vueltas. Un acercamiento a su historia, demografía y organización sociocultural, está compuesto por una descripción etnográfica histórica que nos traslada hasta 1840. En éste apreciamos la manera en que dicho territorio formó parte de la Hacienda de Chiltepec para desembocar hasta la última década del siglo XX, en la cual se hace énfasis sobre la intervención de los vuelteños como agentes sociales. En este caso los migrantes aparecen como participes del embellecimiento del pueblo vía las remesas gestionadas por medio del Club de Migrantes de Las Vueltas, un importante actor dentro del mapa político local.
El capítulo III, titulado Historia migratoria. De las Vueltas a Estados Unidos, sin duda es una de las fortalezas del texto ya que nos presenta una historización del flujo migratorio entre México y su vecino del norte, con la particularidad de rescatar constantemente, mediante fragmentos de entrevistas, las voces de los habitantes de la comunidad de estudio, es decir, desde una óptica escalar notamos la manera en que este proceso social masivo ha tenido un eco e historias propias dentro la trama migratoria vuelteña.
De acuerdo con Jardón la historia migratoria en México se divide en cinco grandes etapas, las cuales en su texto define detenidamente: primero está la fase de enganche (1900-1929); le sigue el periodo de las deportaciones (1929-1941); luego de 1942 a 1964 presenciamos una tercera etapa con el Programa Bracero; posteriormente está la denominada era de los indocumentados (1965-1986); y una quinta etapa es los rodinos que inició en 1987. El desglose de estas cinco etapas y sus especificidades rebasan los propósitos de esta reseña, mas vale la pena mencionar que por medio de los vuelteños citados en cada una de las etapas leemos la crudeza de migrar, del racismo, de las falsas promesas, en especial- y aquí se concentra Jardón- leemos sobre la ilusión de obtener un mejor futuro sustentado en el imaginario de la migración que se presenta como una alternativa para la movilidad social dentro de los encarecidos sectores rurales.
Aunque también las voces que se hacen presentes en las páginas nos demuestran la agencia de sus protagonistas quienes tejieron con el paso de los años redes más grandes que ayudan y reciben a sus paisanos en los Estados Unidos, mayoritariamente jefes de hogar en edad productiva. Al final de este tercer capítulo la autora logra presentarnos por medio de una reconstrucción histórica la manera en que Woodstock, en el estado de Illinois, se ha forjado como el principal destino geográfico de la migración internacional de los vuelteños, ya que ahí se tejió – de acuerdo con sus datos de campo- la primera red migratoria proveniente de esa comunidad. Esta concentración ha recibido diversos nombres como Las Vueltas chiquitas o las otras Vueltitas.
A continuación el capítulo IV profundiza sobre la transición a una nueva fase marcada por la desaceleración, por medio de los Cambios y continuidades de la dinámica migratoria internacional. Por medio de los testimonios de los vuelteños entrevistados encontramos los reacomodos y nuevas tendencias de la migración de los mexicanos durante un momento de hostilidad política. En esta parte del libró la autora enlista factores no revisados en páginas anteriores, y que según ella forman parte de la nueva fase migratoria: la disminución de servicios y préstamos para los no documentados; el creciente papel de la mujer en el proceso migratorio a pesar de la desaceleración de éste; y el fenómeno del retorno tanto forzado como voluntario (debido a la falta de empleo), abordado sólo brevemente en otros capítulos.
No obstante, la autora reconoce que aun con estos cambios continúan vivos los imaginarios sobre la migración, porque “allá te ganas en una hora lo que aquí en todo un día de trabajo” (p. 147). Pervive el deseo de migrar en las nuevas generaciones que intentan cruzar la frontera sin importar los riegos. Y para los que permanecen en Estados Unidos, refiere Jardón, prefieren no salir de allá, sin importar la nostalgia por el terruño, ya que temen no poder regresar de nuevo ante la fortificación de las puertas de entrada. Justo en relación con el terruño, sobre los que se quedan, versa el quinto y último capítulo. En él se reflexionan las estrategias de vida que los habitantes de Las Vueltas han puesto en marcha para asegurar la reproducción biológica así como las condiciones materiales y no materiales de existencia (p. 149), debido a la interrupción o disminución del monto de las remesas o el retorno de los migrantes.
La actividad agrícola sigue latente pero, debido al ya referido abandono del campo y al quedar las ganancias en manos de los grandes productores, la población se inserta en otras estrategias que Jardón detecta en su trabajo de campo. Por ejemplo, observa el aumento de la migración interna en sus modalidades intermunicipal e interestatal. Asimismo, el papel de las mujeres ha sido clave puesto que su rol como proveedoras y generadoras de ingresos ha crecido mediante una serie de oficios como el bordado de carpetas, la elaboración de comida o la reparación de ropa.
En síntesis, Migrar en tiempos de crisis es una lectura relevante debido a la amplia perspectiva mostrada de la migración entre México y Estados Unidos. Esta obra ofrece un buen aterrizaje de los cambios a nivel macroestrucutural dentro de una comunidad como Las Vueltas, en donde asimos las formas de vinculación entre migrantes y sus familiares, el impacto de las remesas, los imaginarios de la migración, las posturas sobre los retornos y la securitización de la frontera. En el marco de la desaceleración del flujo migratorio Jardón acierta en presentar las estrategias de vida implementadas por los migrantes de aquel lado y los de acá para sobrevivir o evitar fracturas en la economía familiar dentro de esta nueva fase migratoria que se abrió con la recesión de 2008 y otros cambios en la política estadounidense los cuales han colocado más candados a las mujeres y hombres que desean concretar el aún anhelado sueño americano.
Finalmente, destacan dos ausencias. Primero en el contexto nacional de la Introducción faltó el incluir el importante papel del crimen organizado en el marco de la guerra contra el narco y su vinculación con el fenómeno migratorio. Ya sea, por citar dos ejemplos, como un aliciente de la migración en determinadas regiones en las cuales la guerra ha tenido fuerte presencia, o como un actor clave dentro de las redes de coyotaje. Otra ausencia importante es, cuando menos, una breve alusión a la trinchera analítica conformada por autores como Casillas (2017) o Canales y Meza (2016) que reconocen la transformación de la dinámica migratoria mas ponen a debate que el flujo sea tan drástico como lo plasma Jardón en su obra; el retomar estos argumentos habría alimentado una potente discusión dentro del campo analítico de la referida nueva fase migratoria en tiempos de crisis.
Referencias bibliográficas
- Casillas Rodolfo, (2017), “Visible and Invisible: Undocumented Migrants in Transit Through Mexico”, en Steven Bender y William Arrocha (Eds.), Compassionate Migration and Regional Policy in the Americas, Palgrave Macmillan, Springer Nature: London.
- Canales Alejandro y Sofía Meza (2016), “Fin del colapso y nuevo escenario migratorio México-Estados Unidos”, Migración y Desarrollo, Vol.14, Núm. 27, pp. 65-107.
Fecha de recepción: 16 de enero de 2019.
Fecha de aceptación: 12 de marzo de 2019.
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El Colegio de Michoacán. Contacto: isaac.varglez@gmail.com.