Presentación. Niñez y juventudes en movilidad: experiencias a través de las fronteras

Segunda época, número 16, julio-diciembre 2023, pp. 10-17.

Aunque la movilidad humana es un fenómeno inherente a la historia de nuestra especie y en el continente americano los desplazamientos territoriales han sido constantes desde que inició su poblamiento hasta el día de hoy, es un hecho que en las últimas décadas hemos sido testigos (primero en los bordes de las fronteras nacionales y después al interior de múltiples ciudades y calles) de intensas oleadas migratorias compuestas por una heterogeneidad de personas que ejercen su derecho a la movilidad y cuyo denominador común son las ilusiones asociadas a la búsqueda de un futuro mejor.

Como es bien sabido, a pesar de sus diferencias, la mayoría de las personas migrantes (tanto regulares como irregulares) huyen desesperadas de variados conflictos, crisis y otro tipo de situaciones adversas (como la pobreza o el cambio climático), y lo que de fondo buscan lejos de sus casas y países de origen, además de la reunificación familiar, es resolver problemas de seguridad, satisfacer diversas necesidades y conseguir prosperidad.

Sin embargo, en los años recientes y en particular a lo largo y ancho de la vasta región geográfica de Norteamérica, resulta evidente que aquí no han cesado de acrecentarse los flujos migratorios internacionales, muchas veces pidiendo refugio y asilo a la vez que colapsando los sistemas de gestión de los países receptores. Y todo esto a pesar del claro endurecimiento de las políticas migratorias y del consecuente reforzamiento, securitización y externalización de las fronteras de México, Estados Unidos y Canadá, así como de la criminalización de la que día con día las personas migrantes más precarizadas son objeto y de la enorme peligrosidad de las condiciones bajo las que se movilizan por no poseer visado.

Pero lo que sin duda llama la atención de este complejo escenario, es que en la región geográfica de Norteamérica han sido especialmente las llamadas migraciones forzadas o involuntarias las que no han dejado de aumentar, rompiendo a su paso todas las cifras precedentes luego de haber hecho travesías infernales desde distintas latitudes ubicadas en el sur pasando por el corredor migratorio más grande y transitado del mundo: la ruta México-Estados Unidos.

Distintas notas publicadas a través de los medios de comunicación han corroborado el modo en que las estadísticas se han acrecentado. Por ejemplo, según datos difundidos en Canadá “por la Agencia de Servicios Fronterizos y el Ministerio de Inmigración, en 2023 se registraron poco más de 144.000 solicitudes, lo que supone un incremento del 57% respecto a 2022. Este número está provocando problemas en centros de acogida y de salud, entre otros servicios, además de representar una presión financiera para algunos Gobiernos provinciales” (Porras, 2024). En relación con los Estados Unidos, hace poco sus autoridades también reconocieron que en los últimos meses de 2023 se presentó un dramático éxodo de cientos de miles de personas experimentándose en dicha nación un incremento sin precedentes; ante este panorama el gobernador de Texas autorizará a partir de marzo de 2024 que la policía local deporte de inmediato a quienes no presenten la documentación requerida, esta medida se considera una de las más severas adoptadas en este país (Morán, 2023). Y es que en 2023 se registró a lo largo de su frontera sur —de más de 3,000 kilómetros— un total de “2,4 millones de encuentros” entre migrantes y la Patrulla Fronteriza estadounidense (CBP, por sus siglas en inglés), lo cual además de representar un alza de 31% respecto al número de migrantes detenidos en los cruces fronterizos en 2022, superó los anteriores récords de cruces irregulares (Beauregard, 2023). Y el caso de México, que por su posicionamiento geográfico “ha sido siempre un punto de encuentro, pero también de conflicto […] ya sea en el ámbito político, en la constante polémica o, lamentablemente, en la espiral del crimen” (Capella, 2023), no ha sido distinto, pues “en los primeros nueve meses de 2023, México registró un hito innegable al superar el medio millón de detenciones de personas migrantes, con un promedio diario de mil 837 individuos extranjeros” (Cortés, 2024). Y por si fuera poco, hay evidencias de que “el número de solicitantes de refugio […] se incrementó en 109 veces en los últimos 10 años” (Osorio, 2024); tal y como lo confirmó la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), cuyas autoridades anunciaron “que en el 2023 se registró un total de 140,982 solicitudes de refugio”, una cifra que “es más del doble de lo que se documentó en el primer año de la actual administración y se posiciona como el dato más alto desde que se tiene registro” (Rojas, 2024).

Sin duda, el caso de México es complejo, en parte debido a que se trata de un país que “está entre dos fuegos, por un lado, las exigencias de Estados Unidos para frenar la migración, por otro, las reticencias del Gobierno de López Obrador a endurecer el paso de los latinoamericanos […]” (Morán, 2023). Hablamos de una nación que desde hace años se considera como de origen, tránsito, destino y retorno de miles de migrantes, y que de forma emblemática además de haberse convertido en el tercer país del mundo con más solicitantes de asilo, ha transformado su territorio en una especie de limbo donde, por un lado, el gobierno a partir de su política migratoria de contención —y con el apoyo de las Fuerzas Armadas— promueve la detención y fomenta la espera tratando de disuadir a las personas migrantes para que no lleguen a la frontera norte (haciéndolas más vulnerables), y por otro lado, las extensas redes criminales y algunas autoridades corruptas son las principales responsables de muchos casos de desaparición, de secuestro, de extorsión y de la muerte de múltiples personas en movilidad que anhelan llegar a los Estados Unidos.

Es importante tomar en cuenta que, aunque no son del todo exactas, estas cada vez más altas cifras relacionadas con la migración internacional de los últimos 10 años (en relación con el número de detenciones, solicitudes de refugio, personas varadas o muertes de migrantes en su tránsito por México), han revelado también otra cosa muy importante: los cambios innegables en la propia dinámica migratoria, es decir, la nueva composición de las personas en movilidad. Y es que ahora no sólo son cada vez más las mujeres en movilidad —tanto las de origen continental como extracontinental— que arriban o cruzan por México, sino también las familias (que antes eran una minoría pero que hoy constituyen un porcentaje cada vez más significativo) y por ende las niñeces, adolescencias y juventudes.

De ahí la importancia colocar a este grupo en condición de migración al centro de las investigaciones para comprender sus necesidades y garantizar políticas y programas efectivos que promuevan una sociedad más justa. Entre los grupos prioritarios de atención, destaca el grupo conformado por niñas, niños y adolescentes acompañados (NNA) y no acompañados (NNANA), resulta crucial reconocer que su volumen también ha aumentado de manera considerable. En México:

el Instituto Nacional de Migración informó que, a lo largo de 2023, se identificaron 106,778 eventos de menores de edad en situación migratoria irregular en México. Esta cifra significó un aumento de 49.95% más que los 71,206 eventos de infantes en situación de migración que las autoridades contabilizaron a lo largo de 2022. De las cifras de 2023, 76,464 eran menores de 11 años de edad y 30,314 contaban con una edad que oscilaba entre los 12 y 17 años. De acuerdo con las cifras del Instituto de Migración, el año que recién concluyó obtuvo el registro más alto desde al menos 2018; para este lapso, la dependencia registró un total de 29,258 casos (Rojas, 2024).

A modo de antecedente, compartimos a continuación un breve recuento de algunos de los eventos más recientes y polémicos que han ocurrido a este grupo etario en movilidad en los últimos 10 años. Para lo cual necesariamente tenemos que recordar el inusual éxodo de NNANA provenientes de Centroamérica que se registró en 2014. Nos referimos a un suceso que se calificó como “crisis humanitaria”, lo que llevó a la aplicación de políticas migratorias bilaterales para salvaguardar la seguridad de las NNANA, las cuales, académicos especialistas y organizaciones civiles de aquel momento, calificaron como represiones masivas y criminalizadoras. Tras esta primera crisis, en el año 2016 las autoridades locales asentadas en la ciudad de Tijuana, México, detectaron también la presencia de cientos de nuevos solicitantes de asilo de los cuales la mayoría eran familias conformadas por NNA. Otro momento clave se presentó en 2017, año en que la Unidad de Política Migratoria y Registro de Identidad de Personas (UPMRIP) de la Secretaría de Gobernación (SEGOB), registró un total de 18 300 NNA, de los cuales 10 375 tenían entre 12 a 17 años y 7 925 tenían entre 0 a 11. Otro acontecimiento clave sucedió entre 2018 y 2019, cuando tras la llegada de las caravanas migrantes durante el mandato del expresidente Donald Trump, se generó una política que atentó contra la salud emocional de las NNA conocida como Tolerancia cero, la cual fomentando la separación les negó el derecho universal de vivir en familia. Dos o tres años después y vinculado a la crisis de salud desatada por la pandemia, en el año 2021 la movilidad de NNA de 12 años que arribaron o cruzaron por México se multiplicó por seis, al pasar de 4 985 infantes en 2020 a 32 309 (Forbes, 2021). Mientras que, para el periodo 2022-2023 se produjo en México una escalada en la movilidad y por ello las autoridades migratorias emplearon nuevas estrategias de detención y repatriación, tal y como indican los datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM): un total de 32 561 NNA de cero a 17 años fueron detenidos y 5 610 NNA de entre cero a 17 años fueron repatriados desde México (REDIM, 2022).

Bajo el contexto anterior, se vuelve indispensable reconocer que en las últimas décadas la movilidad de NNA acompañados y no acompañados, además de convertirse en un fenómeno cada vez más recurrente, compulsivo y problemático para los gobiernos de México, Estados Unidos, Canadá y los distintos países de Centroamérica, se ha posicionado como un tema indispensable y cotidiano tanto dentro de la agenda política internacional y los medios masivos de comunicación, como dentro de los espacios académicos y diferentes espacios de la vida social.

Es por ello, que nos parece pertinente que la Revista Diarios del Terruño convocara en 2023 a diversos especialistas nacionales e internacionales (de diversas disciplinas de las Ciencias Sociales) que han trabajado el tema de niñez y juventud en movilidad, con el objetivo configurar con sus trabajos acerca de las experiencias de la niñez y las juventudes en movilidad a través de las fronteras el sugestivo número temático que los lectores tienen ante sus ojos.

Apoyadas en todo momento por el Comité Editorial de Diarios del Terruño, las coordinadoras de este número temático —de corte multidisciplinario— decidimos estructurar los textos que componen este Dossier en dos secciones: por un lado, la de Prioridades y estrategias en las políticas migratorias; y, por el otro, la de Experiencias educativas y adaptación en entornos diversos.

En cuanto a la primera sección vinculada con las Prioridades y estrategias en las políticas migratorias, son cuatro los artículos que lo componen: el primero de ellos es el de Gianinna Pesci Padilla titulado “Adolescentes mexicanos repatriados: su agencia como respuesta a la política migratoria fronteriza”, donde la investigadora analiza, desde la teoría de estructuración de Anthony Giddens, los diversos aspectos vinculados con la agencia de los adolescentes mexicanos migrantes al pasar por procesos de repatriación desde Estados Unidos. En este texto la autora hace una crítica a la aplicación de una política migratoria estadounidense con énfasis disuasivo y adultocéntrico, argumentando que en lugar de proteger y dar seguridad a las NNA y jóvenes los involucra en contextos de riesgo y vulnerabilidad. Y para desplegar su argumento, lo que la autora utiliza son conceptos como el de “agencia”, “adultocéntrico” y el de “repatriación”. Realizado a partir de una metodología cualitativa y a partir de un enfoque etnográfico, aplicando entrevistas y actividades lúdicas, el artículo de Gianinna Pesci contribuye a mostrar los diferentes niveles diferenciadores de agencia que los adolescentes emplean para hacer frente a las fallas y ausencias en los protocolos y programas binacionales sobre el retorno.

El segundo artículo de esta sección lleva por título “Niñez migrante y sacrificios de frontera en la región México-Estados Unidosescrito por Oscar Misael Hernández-Hernández, quien comparte una propuesta teórica que observa a la niñez migrante —sobre todo a la originaria de Centroamérica y México— como víctimas específicas de sacrificios. Yendo más allá de las perspectivas teóricas tradicionales (de corte económico o demográfico) que predominan en los estudios sobre la migración internacional, el autor de este trabajo propone una teoría basada en el concepto de “sacrificios de frontera”, que se refiere a los rituales enmarcados en las necro políticas de los Estados–nación quienes —en su opinión— son los que, a partir del poder de dar muerte, deciden quién debe vivir o morir a través de la precarización, la explotación y la destrucción de los cuerpos. Realizado a partir de una revisión y reflexión de literatura muy específica, así como de entrevistas a adolescentes migrantes centroamericanos que viajaban solos a Estados Unidos, este artículo es una invitación a pensar de otra forma las violencias de las que son víctimas las niñeces migrantes.

El tercer artículo de esta sección es Apátridas en Chiapas: defensoría de una adolescente en condición jurídica de apátrida en Tapachula de Claudia Ruiz Coutiño, Gonzalo Coporo Quintana y Karla Beatriz García Arteaga, quienes describen el caso específico de una defensoría del derecho humano a la identidad de una adolescente que se encontraba con la condición jurídica de apátrida en la ciudad de Tapachula, Chiapas. Los autores de este artículo —realizado a partir de la herramienta metodológica de análisis de contexto, utilizada para la defensoría con perspectiva de derechos humanos—, argumentan que a pesar de que existe un marco jurídico para proteger a los extranjeros con una identidad, en la práctica hay disonancias que tratan de evitar otorgar este derecho humano.

El último texto de esta sección es el de Carlos de Jesús Gómez-Abarca: “Exilio y activismo transnacional de jóvenes nicaragüenses. En este trabajo el autor explora —a partir de entrevistas— el exilio político que se llevó a cabo durante 2018 en Nicaragua y que generó como consecuencia que los estudiantes universitarios realizaran diferentes movimientos sociales en contra del gobierno del presidente Daniel Ortega. El propósito de este artículo es explorar a partir de evidencia empírica cualitativa la comprensión de dos procesos: la experiencia del exilio y el activismo transnacional de los jóvenes nicaragüenses. El concepto de exilio se presenta en esta investigación como la salida de un lugar que es percibido como inseguro a uno percibido como seguro ante las distintas amenazas, humanas o no humanas, que ponen en riesgo la vida de las personas. Jesús Gómez-Abarca afirma en este trabajo que el exilio se considera una forma de movilidad, una movilidad con un sentido político que a diferencia de otras movilidades no afecta a una comunidad o sociedad determinada, sino que se focaliza o individualiza en función de la pertenencia a grupos políticos, sindicales o religiosos. Asumiendo a los exiliados como productores de un tipo específico de activismo, Gómez-Abarca nos muestra también las diferentes estrategias que utilizaron los jóvenes nicaragüenses para mostrar su activismo transnacional en contra del gobierno.

Reconociendo que las niñeces y las juventudes no sólo se enfrentan a situaciones vulnerables o experiencias violentas cuando se encuentran en movilidad, la segunda sección del Dossier está conformada por cuatro interesantes textos que nos permiten observar desde variados ángulos las Experiencias educativas y adaptación en entornos diversos que vive esta población relacionadas a las barreras administrativas, sociales, culturales, lingüísticas, identitarias por las que suelen pasar en sus trayectorias escolares.

En el primer artículo de dicha sección, “Curso de español plurilingüístico con enfoque en las multiliteracidades para la inclusión de jóvenes migrantes de retorno en México”, las autoras Coral Buitrón Hernández y Colette Despagne introducen al lector en la circunstancia que viven distintas generaciones (identificadas con un número) de NNA que viven en Estados Unidos, pero que en ocasiones se han visto obligadas a retornar. Por ejemplo, los miembros de la generación identificada como “1.75” son los que llegan en edad preescolar (0 a 5 años), no recuerdan nada de México, pero podrían ser bilingües y sus experiencias educativas serán similares a los de la segunda generación (la “1.25”, 13 a 17 años), quienes pueden o no asistir a escuelas secundarias, por lo que sus experiencias educativas son más cercanas a la de primera generación. Por su parte la generación “1.5” —sobre la cual las autoras enfocan su investigación— son los menores refugiados que no pertenecen a la primera ni a la segunda generación de migrantes, sino que nacen en el país de origen (México) y migran a temprana edad al país de llegada (Estados Unidos), y se caracterizan por no contar con residencia legal y por haber cursado parte, o a veces, la totalidad de sus estudios de educación básica fuera de México. Para esta generación (que en ocasiones ha tenido larga estadía en Estados Unidos y han sido retornadas), las autoras hacen una propuesta pedagógica basada en un enfoque plurilingüístico y una pedagogía de las alfabetizaciones múltiples la cual —afirman— les permitiría desarrollar habilidades de pensamiento crítico, habilidades de conducta y habilidades sociales en su país de origen.

Enseguida, Porfiria del Rosario Bustamante de la Cruz, Alma Arcelia Ramírez Iñiguez y Denys Serrano Arenas, en el artículo Migrar en familia y acceder a la escuela: juventudes en la frontera norte de México y Estados Unidos” abordan la escolaridad en contextos de movilidad y para identificar a los sujetos de estudio, las autoras recurrieron a la categoría de “estudiantes transnacionales”, a los cuales definen como aquellos estudiantes que independientemente de su procedencia o nacionalidad, han seguido un recorrido educativo en dos o más sistemas escolares distintos. Después de haber aplicado una metodología cualitativa —de corte descriptivo— y de haber realizado entrevistas a 16 jóvenes (cuya edad oscila entre los 12 y 17 años) para comprender sus experiencias migratorias, las autoras de este trabajo nos comparten lo que estos jóvenes hicieron antes de su partida, así como las redes y conexiones familiares que facilitaron su proceso migratorio. Por último, nos relatan el modo tan disímil en que vivieron su acceso a la educación, situación que en buena medida depende del tipo de familia de la que cada uno proviene: ya sea de una familia que vivió en México y emigró a Estados Unidos, de una familia que vivió en otro país y cruzó varias fronteras para llegar a Estados Unidos, o de una familia que vivió en Estados Unidos y luego retornó a México.

Por su parte, Mónica Liliana Jacobo Suárez en el artículo Ser profesionista en México: experiencias de migrantes de retorno e inmigrantes México-estadounidenses en la educación superior, relata las experiencias de 21 jóvenes con doble nacionalidad (México-estadounidense retornada y nacidos en Estados Unidos) en las escuelas mexicanas y en el mercado laboral. Se trata de jóvenes que utilizan sus propios recursos para insertarse al sistema educativo mexicano (debido a que el gobierno federal carece de programas específicos para facilitar su integración) y cuyo conocimiento del inglés (que es valorado por el mercado laboral mexicano) funciona como un marcador de otredad, por lo que en muchas ocasiones se trata de grupos de jóvenes que tienen desarraigo cultural, lingüístico y social. Lo que este artículo aporta a la literatura, analizando opciones de “educación terciaria” (un concepto que la autora utiliza para referirse a la educación de alto nivel de complejidad y especialización), es el conocimiento sobre los complicados procesos de incorporación de la población migrante retornada dentro de la educación en México. Este trabajo muestra también cómo es que el uso de lenguas como el español y el inglés juegan un papel central en la experiencia educativa de los jóvenes retornados, donde el dominio del español se asocia directamente al proceso de inclusión dentro del aula y el dominio del inglés influye sobre su experiencia educativa en México como un elemento diferenciador, o como elemento de identidad de grupo, aunque a veces es percibido con rechazo y en otras ocasiones con admiración.

Finalmente, el artículo de Ángel Augusto Landa Alemán y Liliana Irlanda Villegas Salas titulado Perfiles e intereses académicos de jóvenes migrantes de retorno: ingreso a la Universidad Veracruzana 2017-2018 ofrece un análisis estadístico descriptivo sobre los intereses académicos de los migrantes de retorno que vivieron en Estados Unidos durante cinco años o más y se vieron obligados a regresar voluntaria o involuntariamente a México. Partiendo del problema de que los estudiantes de retorno poseen habilidades y capacidades que los hacen singulares y que éstas no son valoradas por la comunidad estudiantil, los autores de este trabajo reflexionan sobre la escasa investigación que se ha hecho con respecto a la migración de retorno en la educación superior, por lo que argumentan que la educación superior es un escenario que presenta oportunidades para destacar aspectos pedagógicos, sociales, culturales, lingüísticos y profesionales.

En lo que respecta a la sección Notas Críticas, el texto Polivictimización y resistencias de las niñas, niños y adolescentes en movilidad de Miriam Zamora Chávez examina, a partir de su trabajo de campo en Tapachula, Chiapas, las ventajas y desventajas —para las NNA en movilidad— producidas tras la armonización en México de la “Ley de Migración” y la “Ley de Refugiados, Protección Complementaria y Asilo”, con la “Ley general de Derechos de niñas, niños y adolescentes” (LGDNNA), para  insistir que con dicha armonización este grupo etario continua siendo proclive a experimentar de forma constante polivictimizaciones, ante las cuales NNA oponen, desde su esfera de acción, distintos modos de resistencia.

Luego, en la sección Entrevistas, Lorenia Urbalejo Castorena aborda la historia de una joven de origen indígena cuya vida tiene paralelismos con la de las NNA, y en la entrevista titulada “El derecho al reconocimiento y representación: Eugenia Arzola, niña migrante/regidora afirmativa, narra la persistencia y su gran capacidad de acción organizativa.

Este número temático cierra con la Reseña Bibliográfica escrita por el Carlos Mario Castro titulada “Aquí acaba la patria. Una historia de fronteras, donde el autor  ofrece un balance bastante claro y atinado de un libro del periodista Federico Mastrogiovanni, quien a partir de una importante investigación periodística, bajo una óptica crítica y mezclando la crónica, el ensayo, la anécdota, el periodismo documental, las memorias y la autobiografía, realizó un texto memorable y digno de leerse donde a través de una mirada sensible y provocadora que evita romantizar el periplo de las personas en movilidad, muestra el lado paradójico de ese proceso complejo que es un negocio rentable para algunos —en lo económico, político y académico—, a la vez que una decisión de vida o muerte para otros:  movilizarse de manera irregular desde el sur hacia el norte.

A pesar de haber estado presentes en los flujos migratorios desde hace muchas décadas y de su capacidad de agencia para enfrentar los desafíos que conlleva la migración y el retorno, es un hecho que hoy las NNA y los jóvenes en movilidad por México representan grupos humanos que todavía se siguen pasando por alto, quedando en muchas ocasiones sus perspectivas, preocupaciones y experiencias bajo la mirada indiferente de los adultos. Por lo tanto, este Dossier pretende rectificar esta situación, por lo que esperamos que cada uno de los textos que componen este nuevo número de Diarios del Terruño cumplan sus objetivos específicos y en conjunto contribuyan a la amplificación de las voces de las NNA y jóvenes en movilidad que históricamente han sido grupos poco escuchados. Sus historias sin duda arrojan luz sobre los retos que tenemos los investigadores para continuar construyendo espacios de diálogo que permitan tener una comprensión matizada sobre las NNA en movilidad.

 

Coordinadoras

Miriam Zamora Chávez
Universidad Iberoamericana, México
Contacto: miriam.zamora.chavez@gmail.com.

José Samuel Martínez López
Universidad Iberoamericana, México
Contacto: samuel.martinez@ibero.mx.

Porfiria del Rosario Bustamante de la Cruz
Universidad Autónoma de Baja California, México
Contacto: pbustamante@uabc.edu.mx.

Marta Rodríguez Cruz
Universidad de Sevilla, España-UNAM-Boston
Contacto: marta.cruz.rodriguez@gmail.com.

Referencias bibliográficas